Avery es uno de los miles, o quizás millones,
de adolescentes a quienes ha cautivado la moda de las camisetas con lemas. Este
tipo de camisetas no son, ni mucho menos, nuevas; tal vez hasta se las
ponían tus padres cuando eran jóvenes. No obstante, la revista Newsweek
explica en qué consiste la novedad. Algunos muchachos ahora “lucen camisetas
con mensajes que parecen sacados directamente de los bajos fondos”.
La mayoría de las frases que aparecen en los
últimos modelos son simplemente impronunciables. Van desde los ataques racistas
hasta los comentarios groseros sobre las mujeres. Parece que a los adictos a
esta manía les preocupa muy poco la opinión de los demás, incluidos sus padres,
sobre los lemas desagradables. Cuando Andrea, de 18 años, le preguntó a un
chico por qué tenía puesta una camiseta muy ofensiva, “este no supo qué
decir y se limitó a salir con excusas como ‘Es súper’ y ‘Todo el mundo la
lleva’”.
En los últimos decenios cientos de modas han
cautivado a la juventud. Una de las más populares y lucrativas de todos los
tiempos fue la fiebre del hula-hula (hula-hoop), el aro que hizo
furor en Estados Unidos durante la década de los cincuenta. Si nos remontamos
unos cuantos años más, hallaremos que era popular tragar vivos peces de colores
y ver cuántas personas cabían en una cabina telefónica. En fechas más recientes
se ha estilado bailar break, llevar pantalones vaqueros descoloridos,
montar en monopatines (patinetas) y hacer streaking (correr desnudo en
público). Es como dijo un escritor bíblico: “La escena de este mundo está
cambiando”. (1 Corintios 7:31.) Hoy en día, los jóvenes siguen una
multitud de modas, que oscilan entre lo alocado y lo peligroso.
Los jóvenes y la
indumentaria de moda
Tomemos por ejemplo la ropa. Según la revista
Time, la música rap (también llamada hip-hop)
“probablemente sea el producto estadounidense de más éxito desde la invención
de los microcircuitos, pues se ha infiltrado en la cultura juvenil de todo el
mundo y prácticamente la ha dominado”. Pero el rap, como bien sabes, es
mucho más que música. La revista sigue diciendo: “El rap es también un
artículo de consumo de la moda mundial. Por todas partes se ven modificaciones
locales de este estilo norteamericano de ropa de calle, que se distingue por
los pantalones muy holgados, el calzado deportivo caro, las sudaderas con
capucha y las joyas relumbrantes”. Los grupos populares y los vídeos
promocionales realizan un bombardeo publicitario que provoca una creciente
demanda de prendas raperas.
El estilo superholgado no es nada barato:
tan solo el calzado deportivo de caña alta cuesta un dineral. Con todo, a
muchos jóvenes les parece que lo vale. Según un chico llamado Marcus, “si
no llevas ropa muy ancha, no eres un hip-hop”.
Y eso es justo lo que pretenden los jóvenes
que eligen la estética grunge (desastrada). Algunas bandas de rock
marginales que tocan en Estados Unidos han popularizado los pantalones vaqueros
desgarrados y las camisas a cuadros que caracterizan esta tendencia
indumentaria. Una escritora llamó a esta línea “pobreza de quita y pon”. Y sin
duda no es más que pura fachada, pues la imagen desharrapada no es
nada barata. Por otro lado están las modas “retro”. Según la revista canadiense
Maclean’s, abarcan “estilos que evocan las líneas de finales de los
sesenta y principios de los setenta”. Los adultos contemplan, entre divertidos
y asombrados, cómo los jóvenes pagan precios desorbitantes por artículos que
parecían haberse ido hace tiempo de la mano de la música disco, como los
zapatos de plataforma y los pantalones acampanados.
La tecnología también
crea moda
El buscapersonas (también llamado mensáfono,
localizador y beeper) es otro ejemplo de cómo la creatividad juvenil
puede convertir casi cualquier cosa en el último grito. Aunque al principio lo
utilizaban los médicos y otros profesionales a quienes se debe poder localizar
en todo momento, no tardó en hacerse popular entre los traficantes de
drogas urbanos. Este aparato permitía al vendedor concertar cómodamente las
citas con los posibles compradores de estupefacientes. Según The New York
Times, “el uso [de los buscapersonas] estaba tan generalizado que se
convirtieron en emblema del mundo de la droga”. No es de extrañar que las
juntas escolares estadounidenses decidieran prohibir estos minidispositivos en
los centros docentes.
Pero la medida ha tenido escaso éxito. Los
buscapersonas se han puesto en boga entre la juventud urbana. Algunos chicos
los utilizan debidamente, como medio de comunicación que permite a sus padres
saber dónde están o avisarlos en caso de emergencia. Para muchos jóvenes, sin
embargo, este receptor no es más que un accesorio de moda. Según explica
el Times, “los adolescentes esconden los localizadores en las mochilas,
los bolsillos de las chaquetas y los cinturones. Hay unidades incorporadas en
relojes de pulsera, corbatas y bolígrafos; los buscapersonas pueden ser azules,
rosas y rojos, si bien persisten los viejos receptores sencillos de colores
negro y pardo”. Aunque algunos adultos todavía relacionan los mensáfonos con la
toxicomanía, un policía neoyorquino comenta: “No es más que un fulminante éxito
de ventas. Es cierto que algunos muchachos que lo tienen están metidos en las
drogas, pero la mayoría no. Tan solo es una fiebre”.
Novedades
extravagantes y peligrosas
Mientras que los nuevos diseños del vestir
pueden ser tolerables en el mejor de los casos, y ofensivos en el peor, algunas
tendencias populares parecen atentar contra todo sentido común. Para tener el
aire demacrado de las supermodelos, muchas jóvenes siguen las dietas del
momento sin pensar apenas en el efecto que tendrán en su salud y bienestar.
“Ponerse a régimen es una manía nacional [en Estados Unidos] —explica Alvin
Rosenbaum—. Eche un vistazo a una lista cualquiera de los diez libros más
vendidos y normalmente encontrará un libro de dieta.” Rosenbaum agrega que
muchos de estos éxitos editoriales favorecen regímenes dietéticos de dudosa
eficacia. Un buen número de expertos acusan a la obsesión con la delgadez de
provocar un inquietante aumento de los trastornos del apetito —como la anorexia
nerviosa— en los adolescentes.
Otros métodos de embellecimiento personal que
están en boga son igual de peligrosos y estrafalarios. Según un artículo de la
revista Newsweek, “el tatuaje, el arte de los pueblos primitivos y los
marginados, se va introduciendo con paso firme en la corriente principal de la
sociedad”. A imagen y semejanza de ciertas estrellas del cine y roqueros de heavy
metal, algunos jóvenes se empeñan en tatuarse permanentemente en el torso
un dibujo complicado. No parece que les preocupen las advertencias médicas
sobre el riesgo de contraer hepatitis y las reacciones alérgicas a las tintas
del tatuaje.
¿Y qué se puede decir de la estrambótica
manía de hacerse perforaciones corporales? Aunque en ciertas culturas es
costumbre horadarse la oreja, algunas personas se han extralimitado
irracionalmente y se han practicado agujeros en la lengua y en el ombligo para
lucir joyas ostentosas. Si un joven desea ofender a sus padres, una de las
mejores cosas que puede hacer es ponerse una gran nariguera.
¿Cuál es el trasfondo
de las modas?
El libro Adolescents and Youth
(Adolescentes y jóvenes) define la moda como “estilo esporádico y fugaz que
raya en el sectarismo. Por definición, las modas son temporales e
impredecibles, y predominan sobre todo entre los adolescentes”. Ahora bien,
¿cuál es la razón de que a millones de jóvenes les dé por llevar pantalones
holgados y buscapersonas? A los fabricantes y a los agentes de publicidad les
encantaría tener una respuesta científica a esta pregunta. Como admitió un
artículo de la revista británica The Economist, “parece imposible hallar
una explicación racional a las modas y las manías”.
No obstante, el libro Adolescents and
Youth ofrece las siguientes razones: “Hay varios factores que pueden
explicar el auge de las modas: el deseo de llamar la atención, la presión del
grupo para conformarse a sus valores, la necesidad de diferenciarnos como
personas y como grupos de coetáneos, y la fascinación por las rarezas”. Un
adolescente lo resumió de esta manera: “La escuela secundaria es una buena
ocasión para hacer locuras y desahogarte”.
La Biblia no critica el comportamiento
juvenil. De hecho, llega a decir: “Disfruta, joven, en tu adolescencia y sé
feliz en tu juventud; sigue tus sentimientos, da cauce a tus ilusiones”. Sin
embargo, las Escrituras agregan este consejo: “Ten presente que de todo esto te
juzgará Dios”. (Eclesiastés 11:9, La Casa de la Biblia.) Este consejo
nos da en qué pensar. ¿Cuál debe ser la reacción del joven cristiano ante las
nuevas tendencias de la moda? ¿Debería ser vanguardista e ir a la última moda?
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