Para entender lo que les sucederá a las
iglesias, usted primero tiene que comprender por qué se encuentran en tal
confusión hoy. La razón básica que da la Biblia es ésta: “¡Miren! ellos han
rechazado la mismísima palabra de Jehová, y ¿qué sabiduría tienen?”—Jer. 8:9.
¿Confiaría usted en los garabatos de un nene
como un mapa de carreteras para efectuar un viaje peligroso en vez de un mapa
preparado por las autoridades de caminos? Usted sabe que se perdería si hiciera
eso. Las iglesias han hecho esto con la Biblia. Han abandonado la guía del
Creador infalible del hombre y se han dirigido a las ideas de hombres
imperfectos, pecaminosos. De modo que ahora las iglesias están perdidas.
Dios inspiró la Biblia como guía para el
hombre. Esta nos dice la verdad acerca del Creador, quién es y cuáles son sus
propósitos para con el hombre y la Tierra. Se nos asegura: “Toda Escritura es
inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las
cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente
competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim.
3:16, 17.
El apóstol Pablo apreció la Palabra de Dios,
y dijo: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de
nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que
verdaderamente es, como palabra de Dios, la cual también está obrando en
ustedes los creyentes.” (1 Tes. 2:13) Para salvaguardar a compañeros
creyentes, Pablo advirtió: “‘No ir más allá de las cosas que están
escritas,’ a fin de que no se hinchen individualmente a favor del uno
contra el otro.”—1 Cor. 4:6.
Abandonando la
Palabra de Dios
El clero de las iglesias de la cristiandad
por lo general no tiene esa actitud para con la Biblia hoy día. Aumenta el
número de clérigos que no la aceptan como la Palabra de Dios. Note solo
unos cuantos de muchos de esos informes acerca de su verdadera actitud:
El
clérigo metodista Robert Anders, de los Estados Unidos: “La Biblia es la mayor
colección de mitología en la historia de la civilización occidental.”—Revista Time.
“La
principal Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos ha rechazado la doctrina
tradicional de que la Biblia es infalible.”—Daily Telegraph, Sydney,
Australia.
El
deán Rosco Brong, del Colegio Bautista de Lexington, Kentucky: “Las iglesias
bautistas están siendo invadidas y su testimonio destruido por un diluvio de
infieles que se disfrazan de ministros que son vertidos de los colegios y
seminarios modernistas... predicadores infieles que niegan la Biblia, que se
sirven a sí mismos en vez de servir a Cristo.”—Ashland Avenue Baptist,
Lexington, Kentucky.
Eso representa la tendencia general de hoy
entre los clérigos. Aun el Reader’s Digest reconoció esto, al decir:
“Hoy muchos de los líderes principales de la iglesia —especialmente en las que
se llaman las sectas de la ‘corriente principal’— les están fallando
penosamente a sus miembros de dos maneras: 1) sucumbiendo a una tendencia
furtiva a rebajar el valor de la Biblia como la Palabra infalible de Dios y
2) por los esfuerzos por cambiar el empuje principal de la iglesia de lo
espiritual a lo seglar.”
Matando la creencia
en Dios
Al matar la Biblia a los ojos de la gente, el
clero ha ayudado a matar la creencia en Dios. Muchas personas razonan que si la
Biblia no es la guía de Dios para el hombre, y las iglesias se hallan en
tan grande confusión, entonces quizás Dios no exista. Aun el teólogo
católico holandés Edward Schillebeeckx reconoció, según informó el semanario
alemán Stern, lo siguiente: “Dios ha sido borrado por el cuadro que las
iglesias han pintado de él por muy, muy largo tiempo.”
Dios también ha sido “borrado” de la mente de
muchos de los que se suponía que enseñaran a la gente acerca de él... el clero.
En una encuesta de clérigos efectuada por la revista McCall’s, se reveló
lo siguiente: “Una cantidad considerable rechazaba del todo la idea de un Dios
personal.”
Aunque el matar así la Biblia y la creencia
en Dios por el clero ha cobrado velocidad en años recientes, realmente
no es nuevo. El Colonist de Victoria, Colombia Británica, declaró:
“Las llamadas ideas modernas acerca de la Biblia se han enseñado a todo
estudiante de teología anglicano y de la Iglesia Unida desde 1920.” Esto
aplica a estudiantes de prácticamente todo seminario del mundo. En
consecuencia, el comentarista Louis Cassels, en un despacho de Prensa Unida
Internacional, dijo:
“La
gente acude a la iglesia, y especialmente a sus ministros ordenados, para que
éstos les ayuden a encontrar su camino hacia una fe en Dios que sea viva,
renovadora y transformadora. Pero, ¿cómo puede un pastor dirigir a ninguna otra
persona a esa fe si él mismo no la tiene, como lo confiesa privadamente
que no la tiene una cantidad considerable de ministros jóvenes (y algunos
no tan jóvenes)?”
Cassels
también dijo: “Mientras más famoso sea el seminario, más corrosivo puede ser el
ambiente de escepticismo que prevalezca en su facultad y cuerpo estudiantil.”
¿Qué hay de su
clérigo?
¿Le ha enseñado su clérigo la Palabra de
Dios? ¿Ha aprendido usted de él las respuestas de la Biblia a preguntas vitales
como éstas: ¿Por qué muere el hombre? ¿Dónde están los muertos? ¿Por qué ha
permitido Dios por tanto tiempo la iniquidad? ¿Cuál es el remedio de Dios para
las dificultades de este mundo? ¿Qué encierra el futuro para usted?
Es verdad que su clérigo quizás diga que
respeta la Biblia. Hasta quizás cite de ella. Pero, ¿la acepta toda como la
Palabra inspirada de Dios? ¿Realmente le ha enseñado a usted de ella? Usted
puede averiguarlo rápidamente aplicando esta prueba sencilla: ¿Puede usted
dirigirse a la Biblia y mostrarle a otra persona las respuestas a las preguntas
del párrafo anterior?
Además, ¿tolera su religión a clérigos que
no aceptan la Biblia como la Palabra de Dios? ¿Defiende su propio clérigo
la Biblia contra estos enemigos de la Palabra de Dios que aumentan en todas las
iglesias de la cristiandad? La Biblia advierte: “Un poco de levadura hace
fermentar toda la masa.” (Gál. 5:9) Una manzana podrida, si no se quita,
echa a perder todas las demás de la caja. Pero los sistemas eclesiásticos
no han quitado de sus filas a los clérigos que rebajan el valor de la
Biblia; más bien, a éstos se les sigue aceptando. Es por eso que las iglesias están
tan cabalmente infectadas de enseñanzas impías.
Pagando el precio
La Biblia también advierte: “Cualquier cosa
que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) El clero ha
sembrado falta de respeto a la Biblia y a su Autor, Jehová Dios. Su cosecha
no puede ser buena.
El clero ya está segando algo de esa cosecha:
gran confusión en las iglesias; miembros de las iglesias que salen por decenas
de miles; disminución veloz en la matrícula de seminarios y órdenes religiosas;
sacerdotes, ministros y monjas que renuncian en cantidades que establecen
marcas.
Puesto que el clero dice que ya no debe
confiarse en la Biblia y hasta pone en tela de juicio la creencia en la
existencia de Dios, ahora lógicamente muchas personas se preguntan para qué
necesitan al clero. En consecuencia, ¡el clero ha sembrado las semillas de su
propia destrucción! Como dijo el Evening Post de Lancashire, Inglaterra,
del 12 de noviembre de 1969:
“La
autoridad perdida del púlpito así como el menos respeto a las declaraciones que
hacían los ministros eclesiásticos se debían principalmente al menos respeto a
la Biblia, alegó el Rdo. Frank Ockenden, ministro superintendente del Circuito
Metodista de Garstang.
“En
su boletín informativo mensual, dice: ‘Habiéndoseles dicho por tantos cuyo
puesto exige que enseñen que la Biblia es la palabra de Dios que no lo es,
se ha destruido una autoridad para la cual no hay
sustituto.’ . . .
“El
resultado ha sido una pérdida desastrosa de confianza en la religión cristiana
y un abandono de las normas cristianas de comportamiento moral.”
El futuro
Sin embargo, no crea que el futuro de
las iglesias solo será una disminución continua de miembros y clérigos. Es
cierto que es probable que eso continúe cobrando velocidad en los siguientes
pocos años. Pero algo mucho más serio que eso les espera.
Jesucristo dijo: “Un árbol bueno
no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir
fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser
cortado y echado al fuego.”—Mat. 7:17-19.
¿Qué clase de “fruto” está produciendo el
clero? Puesto que están apartando de Dios y de su Palabra a la gente, la
respuesta verídica debe ser que están produciendo “fruto inservible.” ¿Qué
clase de “árbol” dijo Jesús que produce esa clase de fruto? Un “árbol podrido.”
¿Qué le pasará a esa clase de “árbol”? “Llega a ser cortado y echado al fuego.”
No se equivoque. El clero de la cristiandad
NO está sirviendo a Dios en la actualidad. NO constituyen sus
representantes. A ellos Jehová dice en realidad: “Yo mismo no los envié
ni les di orden. Así es que de ninguna manera aprovecharán a este pueblo.”
(Jer. 23:32) Pregúntese: Si Dios estuviera con las iglesias, ¿estarían en tal
confusión hoy? El Organizador del fantástico universo de miles de millones de
estrellas y planetas... ¿no podría organizar las iglesias si fueran suyas?
Su mismísima condición es prueba de que Dios no está con ellas, porque
“Dios no es Dios de desorden, sino de paz.”—1 Cor. 14:33.
¿Cuál, entonces, es el juicio de Dios para
las iglesias? Hablando de toda la religión falsa como si fuese una ramera, dice
la Biblia: “En un solo día vendrán sus plagas, muerte y lamento y hambre, y
será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la
juzgó.” (Rev. 18:8) Fuerzas destructoras “harán que quede devastada y desnuda,
y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:16.
Ese juicio de Dios librará a la Tierra para
siempre de las iglesias y de los clérigos que apartan a la gente de la
adoración correcta de Dios: “Nunca volverá a ser hallada.” (Rev. 18:21)
Entonces, Dios dirigirá su atención al resto de este mundo inicuo, incluso a
los otros que odian a Dios y su Palabra. La Biblia claramente muestra que su
fin también se acerca, pues la destrucción de la religión falsa llega
precisamente antes de que Dios destruya al resto de este inicuo sistema de
cosas.—Rev. 19:17-21.
De modo que el significado verdadero de lo
que sucede en las iglesias es que estamos muy cerca del tiempo en que “el mundo
va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.”—1 Juan 2:17.
Por lo tanto, el hacer la voluntad de Dios en
estos días es asunto de vida o muerte para todos nosotros. Por eso es urgente
que usted examine ahora su relación con Dios. Nada de lo que usted haga en los
siguientes pocos años será más importante que eso. Le es necesario averiguar si
su manera de adorar es la que Dios aprueba, porque usted podría estar
relacionado con una religión que Dios ha abandonando a la destrucción.
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