La historia de las drogas —sustancias que
afectan a los sentidos— se remonta a los albores de la humanidad. Las
sustancias naturales que actúan sobre el sistema nervioso se descubrieron
pronto: el alcohol para relajar una mente cansada, los opiáceos para aliviar el
dolor e inducir el sueño, las hojas de coca para inhibir los sentidos e
incrementar el aguante.
El alcohol se conoce desde hace mucho tiempo.
En la Biblia, en Génesis 9:20, 21, se nos dice que “Noé comenzó a trabajar
de labrador y procedió a plantar una viña. Y empezó a beber del vino y se
embriagó”. Al parecer, el opio ya era conocido en la antigua Mesopotamia, y hay
registros de que se usaba extensamente en la antigua Grecia. El peyote, el
tabaco, la coca, el soma, todas estas son drogas que han desempeñado un papel
importante a lo largo de la historia.
Incluso en la literatura de ficción, las
drogas han encontrado un hueco. Homero cuenta de la pérdida de memoria que
sobrevino a algunos de los hombres de Ulises en la tierra de los lotófagos. El
afamado detective novelesco Sherlock Holmes se inyectaba una solución de
cocaína al 7% que decía encontrar “maravillosamente estimulante y clarificadora
para la mente”, un punto de vista similar al que promovía Sigmund Freud, un
intelectual de la vida real.
Las propiedades medicinales de las drogas
fueron descubiertas rápidamente, pero su uso no se limitó a la medicina.
Comenzaron a emplearse extensamente en ritos religiosos. Se las utilizaba para
tratar de ampliar la capacidad de percepción, intensificar los sentimientos,
acentuar el aprecio, alterar los estados de ánimo e incrementar la capacidad de
amar. Pero también tenían una capacidad infinita para la destrucción y para crear
problemas sociales.
Es interesante notar que muchas de las drogas
que hoy están prohibidas no siempre fueron consideradas peligrosas para la
salud o el bienestar humanos. Por ejemplo: durante la segunda mitad del siglo
XIX, la cocaína, el opio y la heroína estaban legalizadas en Estados Unidos y
se conseguían con facilidad. Podían comprarse sin receta en cualquier farmacia.
Algunas se usaron extensamente en medicinas patentadas. La Coca-Cola contuvo
cocaína durante diecisiete años, hasta que fue reemplazada por la cafeína en
1903.
Algunos países que en la actualidad tratan de
acabar con el comercio de las drogas anteriormente lucharon para expandirlo.
Las guerras del opio —dos guerras peleadas a mediados del siglo XIX por
cuestiones comerciales cuando el gobierno chino trató de detener el mercado
ilegal de opio en su país— terminaron con la derrota de China y la obligación
de legalizar la importación de opio a ese país.
¿Delito sin víctimas?
También hoy hay quien favorece la
legalización de las drogas. Se considera que esto es la solución de los
problemas que supone el comercio ilegal de drogas. Otros opinan que consumir
drogas “para divertirse” es un asunto personal y privado, y lo califican de
diversión inofensiva. Pero, ¿es el consumo de drogas ilegales un “delito sin
víctimas”, como aseguran algunos? Considere los siguientes ejemplos:
● Natasha Ashley, una mujer de veintiséis
años de edad embarazada de ocho meses y medio, está hablando con una amiga en
una acera de una zona llamada Little Italy, en la ciudad de Nueva York.
Súbitamente, un coche salta el bordillo, atropella a las dos mujeres y aplasta
la pierna izquierda de la señora Ashley contra una farola, dejándosela casi
destrozada desde la rodilla hacia abajo. Su amiga también resultó con una pierna
rota. La policía encontró al conductor dentro del automóvil bajo los efectos de
las drogas y mientras todavía sostenía en la mano una jeringuilla. “Parece que
se administró una sobredosis mientras conducía”, dijo el paramédico que atendió
a las víctimas.
● Michael Perkins, de tan solo doce años de
edad, está muerto. Murió en un incendio que destruyó el edificio de
apartamentos en el que vivía. La policía dice que el incendio fue
provocado por traficantes de crack después de que su padre se quejara de
las actividades relacionadas con la droga que llevaban a cabo en el edificio.
● Rosa Urena no comenzará a asistir a la
universidad el próximo otoño ni se casará el año que viene, como había
planeado. Mientras dormía en su cama, fue herida de muerte en la cabeza por una
bala perdida que atravesó la ventana de su habitación y la cabecera de la cama.
Debido a una disputa territorial, unos traficantes de drogas acribillaron a
balazos el edificio donde vivía.
● Un adicto al crack de diecisiete
años de edad comienza una serie de robos para sostener su drogodependencia.
Ocho días más tarde, cuando se le captura, lleva asesinadas a cinco personas y
heridas a otras seis. “Todas las víctimas eran simples trabajadores inocentes”,
hizo notar el jefe de los detectives a cargo del caso.
Todos estos incidentes relacionados con las
drogas no son más que unos cuantos de los que tuvieron lugar este año en
una sola ciudad. Y están aumentando a un ritmo alarmante.
¿Cuán seguro se sentiría usted en una
autopista si supiera que un porcentaje relativamente alto de los demás
conductores han ingerido una droga que afecta el juicio y los reflejos?
¿Subiría tranquilo a un autobús, un avión o un tren si supiera que los
responsables de su seguridad podrían estar bajo los efectos de las drogas? “Ya
se han dado casos de drogadictos que son pilotos de avión, maquinistas de tren,
conductores de autobuses y camiones, empresarios, médicos, profesores y otras
personas que ocupan cargos de autoridad y que han originado situaciones
peligrosas por ‘colocarse’ [drogarse] mientras están de servicio”, dice el
periódico Manchester Guardian Weekly.
La investigación llevada a cabo sobre un
reciente accidente ferroviario de trágicas consecuencias ocurrido en Mount
Vernon (Nueva York) reveló que los cinco ferroviarios implicados habían tomado
drogas. El administrador federal de ferrocarriles, John H. Riley, dijo:
“Durante los pasados dieciséis meses hemos tenido una media de un accidente
ferroviario grave en el que hubo implicado consumo de alcohol o de drogas cada
diez días, con un saldo de más de 375 personas fallecidas o heridas. En
los últimos dos años, uno de cada cinco accidentes ferroviarios en los que
hemos hecho pruebas para detectar drogas ha dado positivo, y el 65% de las
víctimas mortales ha fallecido en accidentes en los que uno o varios empleados
habían ingerido alcohol o drogas”.
Las drogas y el
crimen
Uno no tiene que viajar para sufrir las
consecuencias del extenso consumo de drogas. Las víctimas frecuentemente son
personas que están en sus propios hogares o en las calles. Impelidos por la
necesidad de sostener su costoso hábito, muchos drogadictos recurren a cometer
delitos: asaltos, robos, robos con escalo. “Un estudio efectuado recientemente
por el Departamento de Justicia descubrió que un sorprendente 79% de los
acusados de delitos en algunas ciudades dieron positivo en las pruebas para
detectar el consumo de drogas”, dice la revista U.S.News & World Report.
Además, también hay que considerar los
frecuentes tiroteos entre facciones rivales del mundo de las drogas y las
represalias que toman contra los que no les pagan. En muchas ocasiones,
transeúntes inocentes se ven atrapados en estas confrontaciones. “Si sucede que
alguien a quien hay que matar se encuentra en un grupo de otras cuatro o cinco
personas —dice un oficial de policía—, lo sentimos por esas cuatro o cinco
personas.”
En la capital de Estados Unidos, Washington
D.C., hubo 228 asesinatos en 1987, el 57% de los cuales estuvieron relacionados
con los estupefacientes. En la ciudad de Nueva York se cometieron 1.961
asesinatos, una media de cuatro diarios. Más del 38% de estos asesinatos pueden
atribuirse a las drogas. “El Departamento de Bomberos de Oakland (California,
Estados Unidos) atribuye más de 180 casos de incendios premeditados ocurridos
en la ciudad el año pasado a las guerras entre las diferentes bandas de
traficantes de drogas y a las represalias tomadas contra clientes morosos o
residentes que se quejaron públicamente del comercio de crack —una forma
muy potente de cocaína— que se lleva a cabo impunemente en la ciudad”, dice un
informe del periódico The New York Times.
La sociedad entera siente los efectos tanto
del abuso de las drogas —el aumento de delitos y violencia, las cargas que
suponen la reducción de la productividad económica y los trágicos accidentes,
la corrupción pública— como del alto costo que este abuso supone. Pero, en
realidad, quienes pagan el precio más alto son los propios consumidores de
drogas. ¿Cómo?
Los riesgos de
consumirlas
“La drogadicción es mala. Puede destruir la
mente y matar el cuerpo. En una palabra, es una cosa estúpida.” Así se expresó
con relación a las drogas Malcolm Lawrence, quien fue colaborador especial del
secretario de Estado norteamericano para el Control Internacional de
Estupefacientes. Pero, ¿qué hay de los que se jactan de que no son adictos
y aseguran que pueden dejarlo cuando quieran? “Conozco gente que ha tomado crack
varias veces y nunca lo ha vuelto a hacer”, dijo un estudiante de escuela
secundaria.
“Es verdad que no todos los chicos que
le dan una chupada a un porro o se beben una botella entera de licor terminan
como yo”, dice un ex adicto llamado Ken Barun, que empezó a consumir marihuana
cuando tenía dieciséis años y luego pasó a píldoras, alucinógenos, heroína y
cocaína. Él pensaba que nunca llegaría a cumplir veinticinco años. Pero muchos
sí desarrollan drogodependencia, y nadie puede decir a quién le va a suceder
eso hasta que ya es demasiado tarde.
Uno de los problemas de las drogas es que le
dejan a uno indefenso. Por ejemplo: la cocaína, en la actualidad una de las
drogas de las que más se abusa, en un principio hace que uno se sienta más
fuerte, más despierto y seguro de sí mismo, hace que uno sienta que puede
controlar más su propia vida. Es una sensación tan buena, que impele a desear
probarla una y otra vez. Pero cuando uno continúa con el consumo, comienza a
sentirse mal sin la droga: inquieto, confuso, nervioso, deprimido. Le hace
falta más. Ahora bien, junto con el consumo continuado vienen la adicción y una
larga serie de problemas, entre los que están la paranoia, las alucinaciones y
las psicosis.
Los investigadores han descubierto que el
consumo de cocaína puede causar daños permanentes al corazón y provocar ataques
cardiacos y apoplejías. Se cree que Len Bias, un famoso jugador norteamericano
de baloncesto que murió en 1986 debido a un ataque al corazón provocado por la
cocaína, solo tomó la droga una vez.
El crack, un derivado de la cocaína,
es aún peor. La publicación Medical Aspects of Human Sexuality dice que “la
razón de que el crack sea tan peligroso es que es una droga con un
potencial extremadamente alto para crear adicción y una enorme capacidad para
causar graves trastornos médicos y psiquiátricos”. Puesto que es barato y fácil
de conseguir, atrae especialmente a los jóvenes. Se sabe de consumidores de crack
que han asesinado a sus padres y después se han suicidado.
“Los informes de muertes y emergencias
médicas relacionadas con la cocaína aumentaron significativamente entre los
años 1983 y 1986”, dice un informe especial del interventor general de Estados
Unidos. Los datos recogidos por DAWN (siglas en inglés para Servicio de
Información sobre el Abuso de las Drogas) de diversos médicos y hospitales
muestran un aumento de un 167% en las emergencias médicas y de un 124% en las
muertes causadas por el consumo de esta droga en dicho período.
Trágicos efectos en
los jóvenes
Uno de los resultados más trágicos del abuso
de las drogas es el efecto que tiene en los niños. “La historia del maltrato y
abandono de niños en la ciudad de Nueva York durante 1987 es la historia de un
aumento vertiginoso en el abuso de las drogas”, informa el Internal Fatality
Review Panel of the Human Resources Administration, uno de los organismos
oficiales de la ciudad. Se dieron 46.713 casos de maltrato y abandono de niños,
con el resultado de que murieron 103 de estas criaturas. Aparte de esto,
durante el año fiscal de 1987 nacieron en la ciudad más de 2.500 niños con
síntomas de síndrome de abstinencia. Como consecuencia de la cocaína, muchos
bebés nacen prematuramente. Además, pesan muy poco al nacer, ya que la droga
limita el flujo de sangre a la placenta y reduce el suministro de oxígeno y
sustancias nutritivas que llegan al feto.
También nacen bebés con el terrible virus del
SIDA, transmitido por el consumo de drogas por vía intravenosa y contagiado por
la madre al feto. Para finales de este año, tan solo en la ciudad de Nueva York
habrán nacido unos mil bebés infectados con el virus del SIDA. “Únicamente
hemos empezado a ver la devastación”, dice el doctor Leonard Glass, director de
la sección neonatal del Centro Hospitalario de Kings County. Todos los meses
mueren a causa del SIDA en este hospital de Brooklyn tres o cuatro bebés.
En vista de las peligrosas y mortíferas
consecuencias del abuso de las drogas, sería lógico pensar que el mundo se
rebelaría contra el tráfico de drogas y lo desbarataría. ¿Por qué, pues, está
aumentando? ¿Existe alguna esperanza en el futuro?
Algunas drogas de las
que comúnmente se abusa
Droga Posibles efectos Riesgos
de
su consumo
Opio Euforia, somnolencia, Respiración
Heroína apatía, náuseas poco profunda,
convulsiones,
coma,
muerte
Barbitúricos Habla confusa, Pulso débil
Quaaludes desorientación, y acelerado,
Valium cambios drásticos respiración poco
de estado de ánimo, profunda,
languidez coma, muerte
Cocaína Aumento de la Recelos,
Crack confianza y comportamiento
Anfetaminas la agudeza mental, extraño,
euforia, disminución alucinaciones,
del apetito, ansiedad convulsiones, muerte
LSD Ilusiones, Episodios más
PCP(“polvo alucinaciones, largos e intensos,
de ángel”) alteraciones en la comportamiento
percepción extraño y peligroso,
del tiempo y la distancia psicosis, muerte
Hachís Euforia, disminución Fatiga, aturdimiento,
Marihuana de las inhibiciones, paranoia, tal vez
aumento del apetito psicosis