lunes, 9 de marzo de 2015

¿Está participando usted en hacer discípulos?


Si usted es un discípulo de Jesucristo dedicado y bautizado, entonces ha recibido el mandato de participar en hacer discípulos. Usted no ha recibido ese mandato de algún hombre u organización de hombres. Lo ha recibido de Aquel que “ha llegado a ser mejor que los ángeles” y que “ha heredado un nombre más admirable que el de ellos.” (Heb. 1:4) Este es el Señor Jesucristo. (Mat. 28:18-20) Su nombre es “más admirable” que el de los ángeles porque representa la vasta autoridad ejecutiva que él posee como Rey nombrado por Jehová.
Realmente es un privilegio el que usted participe en la obra que le ha encomendado El que tiene esta autoridad. ¿Está usted participando en ella? ¿Podría usted participar en ella a mayor grado?
Hoy la principal manera en que se le está ayudando a la gente a hacerse discípulos del Señor Jesucristo es por medio de estudios bíblicos semanales de casa. Durante el año de servicio de 1972, en los Estados Unidos se condujeron como promedio 298.129 estudios bíblicos cada mes. Realmente es estimulador saber que de esta manera se les está ayudando a decenas, sí centenares de miles de personas a conseguir conocimiento exacto de la verdad. No obstante, surge la pregunta: ¿Podrían conducirse más estudios bíblicos?
Hay indicaciones de que más personas pudieran ser ayudadas por medio de estudios bíblicos de casa. En los Estados Unidos la cantidad de libros que se colocó durante el año de servicio de 1972 con personas interesadas superó por más de 360.000 libros la cantidad que se colocó durante el año de servicio de 1971. No es raro que personas escriban a la Sociedad Watch Tower o vayan a un Salón del Reino o telefoneen a los testigos de Jehová y soliciten que alguien estudie la Biblia con ellos. A los hermanos y hermanas que ofrecen las revistas en las calles también se les ha hecho la misma solicitud.
Todavía hay muchos que están gimiendo y llorando debido a las cosas detestables que se están cometiendo en la cristiandad y en el resto de este sistema impío. Por lo tanto, mientras más tiempo dedique usted personalmente a buscar a estas personas de corazón sincero y honrado mayor será la probabilidad de que halle a algunas de ellas. ¿Se siente usted impelido a emplear todo el tiempo posible en la obra de predicar porque se interesa profundamente en que no se desatienda o pase por alto a ninguna persona honrada que haya en el territorio? ¿Es tal su interés que hace todo esfuerzo razonable para hacer revisitas a las personas que manifiestan interés?
El tener en cuenta que vidas están en peligro debe movernos a apartar todo el tiempo posible para buscar a estas personas de disposición de oveja. Aunque el ministerio cristiano incluye el que uno cuide de su familia y hogar, el cumplir con estas responsabilidades no nos libra de la obligación de participar en la obra de predicar el Reino y hacer discípulos fuera del círculo de nuestra familia inmediata. Nuestro excelente ejemplo de conducta cristiana puede dar un testimonio, pero ese ejemplo no basta en sí para que otros lleguen a ser discípulos del Señor Jesucristo. La obra de hacer discípulos exige enseñanza y, antes que empiece esa enseñanza, hay que hallar a las personas que quieren que se les enseñe.
Esto da énfasis a la necesidad de cuidar de las responsabilidades de modo equilibrado. Un excelente ejemplo que podemos tener presente respecto a esto es Noé. Como esposo y padre le correspondía ver que su familia tuviera suficientes provisiones espirituales y materiales. Tuvo que arreglar la rutina de su vida de tal modo que le diera tiempo para construir el arca y predicar a sus contemporáneos. Los ajustes que Noé tuvo que hacer no estuvieron limitados a solo unos cuantos años. Es muy posible que su obra de predicar y construir haya abarcado un período de cuarenta o cincuenta años. A pesar de los fieles esfuerzos de Noé, ni siquiera una persona, aparte de los siete miembros de su familia, se puso en camino para sobrevivir el Diluvio. Sin embargo, Noé no dejó que el desaliento lo venciera y lo hiciera dejar de construir y predicar debido a insensibilidad de sus contemporáneos. ¡Cuánto podemos regocijarnos de que no lo haya hecho! Si hubiera desistido, ninguno de nosotros estaríamos vivos hoy.
Puede que usted reconozca apreciativamente la importancia de imitar el ejemplo de Noé en cuanto a cuidar de todas sus responsabilidades, pero tal vez piense que no tiene suficiente capacidad para conducir un estudio bíblico de casa. Sin embargo, no es necesario que la falta de experiencia y habilidad limitada lo desanimen en cuanto a participación en la obra que Jesucristo mandó que sus discípulos hicieran. Si Jesús, como Cabeza de la congregación cristiana, hubiese querido que solo las personas que tenían gran conocimiento y habilidad tomaran parte en la obra de hacer discípulos, lo hubiera dicho.
El hecho de que no se trata tanto de habilidad como de deseo y esfuerzo sincero queda bien ilustrado en el caso de muchos misioneros que empiezan a servir en campos extranjeros. Su vocabulario está limitado. Su forma de hablar es a menudo vacilante y desmañada. Su comprensión del idioma, lejos de ser completa. No obstante, pueden conducir estudios bíblicos de casa. Entonces, el opinar que otros pueden expresarse mejor que usted ciertamente no es motivo para que usted se detenga. Además, hay hermanos y hermanas más experimentados que gustosamente lo acompañarán y le prestarán ayuda si acaso la necesita. También, el superintendente de estudios bíblicos tendrá gusto en ayudarlo.
Puesto que el mandato de Jesús de hacer discípulos está completamente en armonía con la voluntad su Padre, usted también tiene el apoyo de Jehová y la ayuda de Su espíritu santo. Por eso, si usted empieza un estudio bíblico, no hay por qué temer que fracasará debido a sus limitaciones. Si confía en Jehová y hace todo lo que puede, él no dejará que usted fracase en su esfuerzo por enseñar la verdad a otros.
Si usted actualmente no está conduciendo un estudio bíblico, ¿ha mencionado esto en sus oraciones? Un hermano de Austria lo hizo. Por más de un mes oró repetidas veces que Jehová lo ayudara a hallar a alguien con quien pudiera empezar un estudio bíblico. No solo oró este hermano, sino que obtuvo permiso para ausentarse de su trabajo seglar por tres días durante la visita del superintendente de circuito. Fue al visitar la última casa una mañana durante la visita del superintendente de circuito que este hermano comenzó un estudio con un señor y su esposa.
Una misionera de El Salvador notó que muchos de sus estudiantes de la Biblia no estaban progresando. Oró con toda sinceridad que pudiera hallar a alguien que apreciara la vida en el nuevo orden de Dios. Más tarde tuvo la oportunidad de hablar con una secretaria en una oficina. Esta señora gustosamente aceptó las revistas y le dio a la misionera la dirección de su domicilio. Se empezó un estudio bíblico con esta señora, y con el tiempo su esposo también participó. Ahora se celebra un estudio de libro de congregación en este hogar, y el señor, su esposa y sus cinco hijos asisten con regularidad a las reuniones en el Salón del Reino.
Además de orar a Jehová pidiendo que lo dirija a los de corazón honrado, recuerde que es preciso obrar en plena armonía con sus oraciones cuidando de nunca pasar por alto oportunidades de empezar estudios bíblicos. ¿Ha tratado usted de ofrecer estudiar la Biblia con la gente al hacer su visita inicial? ¿Hay algunas personas que usted ha visitado en el pasado que posiblemente concuerden en tener un estudio bíblico ahora? ¿Por qué no consulta sus registros y hace un esfuerzo especial por visitar a los que han mostrado interés?
A veces sucede que allí mismo en la congregación hay la posibilidad de empezar nuevos estudios bíblicos. Por ejemplo, en una congregación del estado de Oregón un superintendente dio atención especial a ofrecer estudiar la Biblia con los esposos incrédulos de publicadoras que se habían mudado al territorio. Menos de diez minutos después de conocer a este superintendente, un esposo incrédulo convino en tener un estudio bíblico. En el caso de otro esposo, que era un pariente, los esfuerzos que se hicieron por tratarlo amigablemente resultaron en que él aceptara un estudio bíblico cuando otro hermano visitó su hogar. Estos dos esposos ya se han bautizado y, según la información más reciente, más de cuarenta de sus parientes actualmente están estudiando o ya han llegado a ser testigos de Jehová dedicados y bautizados.
Las personas que actualmente están estudiando con nosotros o aquellas a quienes hemos hecho revisitas también pueden ayudarnos a hallar a otras personas interesadas. ¿Les ha preguntado alguna vez si conocen a alguien que posiblemente se interese en estudiar la Biblia?
Tal vez haya hermanos y hermanas en su congregación que no pueden atender a todas sus visitas prometedoras o que no pueden conducir más estudios bíblicos de casa. Usted puede hablar con su superintendente de estudios bíblicos expresando el deseo de ayudar en estos casos. Puede estar seguro de que se agradecerá mucho la ayuda que usted ofrezca.
El dar el testimonio en el trabajo o en la escuela frecuentemente ha dado excelentes resultados. ¿Está valiéndose usted de estas oportunidades para comenzar estudios con sus compañeros de trabajo o escuela? A menudo el aprovecharse de la oportunidad de testificar puede dar excelentes resultados.
En una escuela de Puerto Rico, se le pidió a un jovencito que leyera cierta porción de un libro que trataba sobre los tiempos prehistóricos. Él entonces pidió permiso para hablarle a la clase y dio una excelente explicación de las enseñanzas de la Biblia, usando el libro Evolución como base para sus comentarios. El maestro y los estudiantes quedaron impresionados, y se colocaron dieciocho libros ese día. Al día siguiente el maestro le pidió al joven Testigo que continuara con la consideración del tema ante la clase. Se colocaron otros seis libros. Ahora él está conduciendo dos estudios bíblicos con sus compañeros de clase.
Una Testigo adolescente colocó un libro Evolución con una compañera de clase y al mismo tiempo le ofreció un estudio de la Biblia. La joven no aceptó la oferta. Más tarde, después que terminó de leer el libro, esta muchacha y la hermana se reunieron una tarde para hablar de la Biblia. Varias veces durante la conversación la muchacha exclamó: “Me gusta esa Biblia que tienes.” Después de tres horas, durante las cuales la muchacha había repetido tres veces esa declaración acerca de la Biblia, la joven hermana, bastante sorprendida al oír sus expresiones, le ofreció un estudio de la Biblia. Ante esto la muchacha exclamó: “Por fin mencionas lo que he estado esperando oír durante toda la tarde. Pues, yo no quería preguntarte acerca de ello directamente. ¿No te dabas cuenta de que eso era lo que me pasaba?”
Reconociendo con aprecio que Jesucristo le ha encomendado a usted la responsabilidad de predicar y hacer discípulos, usted ciertamente deseará participar en esa obra al mayor grado posible. Deje que el amor que usted les tiene a sus semejantes lo impela a hacerlo. Acuda a Jehová con oración pidiendo su dirección y confíe en que él puede ayudarlo por medio de su espíritu santo. Aprovéchese de sus oportunidades para ayudar a otros a aprender la verdad. Sepa con seguridad que Jehová bendecirá sus fieles esfuerzos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario