Por todo el mundo millones de personas van
semanalmente en busca de alguna discoteca para entretenerse. ¿A qué clase de
lugares están yendo? ¿Se parecen mucho todas las discotecas?
No necesariamente. Las discotecas pueden
diferir considerablemente unas de otras, pues como dice la revista Discothekin:
“Discoteca sencillamente es música y baile y se le puede dar cualquier forma
que uno desee. La gente dicta el éxito de un club, y si el dueño/administrador
es astuto puede determinar su clientela con solo definir por medio de la música
el ambiente que desea crear... sea el de los años setenta, los cuarenta o hasta
los alegres noventa.”
Hasta hay discotecas para niñitos; otras
están diseñadas particularmente con sus abuelos en mente. Algunos lugares se
clasifican como “restaurantes-discotecas.” Pueden ser restaurantes durante las
primeras horas de la noche. Pero más tarde se usan como discotecas. Esto le
permite al dueño del restaurante obtener ingresos adicionales durante horas en
las cuales su restaurante normalmente estaría cerrado. En Europa la mayoría de
las discotecas son sitios en los que uno puede comer y beber así como bailar.
De modo que no todas las discotecas son
iguales; puede fijarse ese nombre a lugares muy diferentes. Pero, ¿cuál es la esencia
—la sustancia misma o alma— de las discotecas? ¿Qué estilo de
vida promueven? ¿Cómo se refleja éste en su música, su baile, su indumentaria,
y así por el estilo?
¿Qué son las
discotecas?
Kitty Hanson, quien ha investigado y escrito
extensamente sobre el tema, dice acerca de una discoteca moderna: “Bajo el
deslumbrante dosel de luces, el piso parecía combarse a fuerza del golpear de
los pies, y el aire comenzó a crepitar debido a la tremenda energía física.
Entonces la sala estalló. El aire se llenó de gritos y llamados y miles de
brazos oscilaban frenéticamente a medida que el efecto de la música casi
arrebataba a los bailarines y los alzaba del piso. Fue un momento candente,
hirviente de emoción puramente primitiva. Fue la esencia de la experiencia de
las discotecas.”
¿Qué es esta “emoción puramente primitiva”
—la esencia de la experiencia de las discoteca— que se evoca en los
bailarines? Show Business, una revista para actores de variedades, nos
da una idea en su artículo “Dinámica Década de Discotecas,” al decir:
“Un
efluvio de aceptación rodea la tendencia de las discotecas . . .
Las anticuadas costumbres sexuales, combatidas con éxito durante los años
sesenta, se han rendido ante una nueva libertad sexual en que la gente trata
honradamente con sus deseos y participa sin sentimiento de culpa.
“El
homosexual baila codo a codo con la persona normal, y a ninguno de los dos
parece importarles un bledo. Es esta libertad polifacética lo que constituye el
alma de las discotecas, y su corazón es el pulsante ritmo de la música de
discoteca.”
La expresión sexual libre, liberada —el
abandono de las restricciones— esa es la esencia, el alma de las
discotecas. De seguro esto recuerda las antiguas danzas de fertilidad en las
que los adoradores se desencadenaban en movimientos frenéticos que excitaban
las pasiones, y que muy bien pueden haber culminado con el coito sexual entre
los participantes a fin de inducir a la “Madre Tierra” a producir nuevas
cosechas.
Cierto, no todas las discotecas
necesariamente animan a desechar las inhibiciones, pero las discotecas están
identificadas con dicho estilo de vida ‘sexualmente-libre.’ “Lo que hace
diferir a la discomanía de la mayoría de sus predecesores es su tendencia
manifiesta a convertirse en orgía,” explica la revista Esquire. “Toda
discoteca implícitamente es una orgía . . . Por medio de ofrecer
la satisfacción instantánea y total de todos los deseos sexuales en un ambiente
de intensa excitación imaginativa, la orgía inspirada por la discoteca promueve
el despertar de un estado ensalzado de conocimiento, de éxtasis literal,
o de estar fuera del cuerpo.”
Énfasis en el yo
Algunos quizás piensen en el baile de
discoteca en particular como una forma disciplinada de baile que da realce al
Hustle, y para algunos quizás lo sea. Sin embargo hay más envuelto en el baile
de discoteca. Más bien, se concentra la atención de los que bailan
no tanto en bailar con otra persona, sino en hacer como se le antoje
—‘hacer lo suyo’— como dicen. Es una escena de exhibición sexual.
Se ha notado que la “discocultura” tiene por
fuerza direccional el desenfreno y la complacencia para consigo mismo, y como
resultado se han hecho algunos comentarios sumamente interesantes. Note el
editorial “Discoteca, Narcisismo y Sociedad” en el Daily News de Nueva
York del 19 de marzo de 1978:
“Separados
por muros de música ensordecedora y arrebatados en una locura de luces
brillantes, los que bailan hacen lo suyo, apenas tocándose, sin mirarse unos a
otros, y ni siquiera hablarse. Es muy semejante a pararse ante un espejo y
gritar: ‘yo, yo, yo, yo . . . ’ sin cesar.
“Esta
autoindulgencia pura refleja una filosofía de raíces peligrosamente profundas
en nuestra sociedad. Predica que cualquier cosa que el individuo desee hacer es
100% correcta... prescindiendo de cómo afecte a cualquier otra persona.
“La
actitud se manifiesta en nuestra creciente proporción de divorcios, en nuestras
legiones de familias rotas y en los incontables libros y movimientos amoldados
a satisfacer los deseos personales y el amor propio.
“Queda
muy poco espacio para el amor en la filosofía que impregna el mundo de las
discotecas. Y eso es una lástima, porque los que han olvidado —o nunca han
conocido— los gozos de dar y compartir se están perdiendo la parte más rica de
la vida.”
El artículo del 20 de junio de 1978 de Esquire,
tiene un empuje semejante, y se intitula “El estilo de las discotecas: Ámate a
ti mismo.” El decir “que la discoteca se ha edificado sobre un renacimiento del
‘baile de contacto’ o que tiene como foco un paso llamado el Hustle latino,”
“es o una ilusión por parte de los instructores [de baile] de las escuelas
Arthur Murray o sencillamente una página femenina de periodismo malo. Lo cierto
es que el actual bailarín de discoteca se interesa en la clase de espectáculo
de un solo hombre que John Travolta despliega en la secuencia más excitante de Fiebre
del Sábado Noche.”
Puesto que la película Fiebre del Sábado
Noche ha tenido tanto que ver con el fenómeno del crecimiento y la
propagación de las discotecas, considerémosla. ¿Qué clase de estilo de vida
realza esa película y, de hecho, promueve?
“Fiebre del Sábado
Noche”
El personaje principal de la película vive
solo para una cosa... brillar en la discoteca el sábado por la noche. Se
presentan las aventuras sexuales de los que frecuentan las discotecas, incluso
el sexo oral, que se efectúa fuera de la discoteca en el automóvil durante los
intermedios del baile. El lenguaje es de la peor especie. No obstante,
todo esto se presenta como algo normal... el modo de vivir entre los que frecuentan
las discotecas. En un artículo noticioso: “Por qué los adolescentes
no deben ver ‘Fiebre del Sábado Noche,’” el Dr. Herbert Hoffman, un
sicólogo neoyorquino, dice:
“Travolta
y sus amigos están enseñando a los adolescentes a envolverse sexualmente con
las jóvenes sin sentimientos románticos de ninguna clase, a usar a las
muchachas como objetos sexuales, a privar de personalidad a la entera
experiencia sexual.
“Las
ideas que los adolescentes se llevan consigo de esta película pueden dañar
trágicamente toda su vida.
“Los
jóvenes se esforzarán por ‘marcarse un tanto’ con el sexo opuesto, con la idea
de que tener relaciones con una joven es un logro del cual jactarse ante los
amigos a fin de realzar su posición ante el grupo.
“Las
jovencitas estarán convencidas de que o se requiere la promiscuidad a fin de
asegurar la popularidad, o que los hombres están en busca de ‘una sola cosa.’
En cada caso, se pone en peligro la oportunidad que tienen de un envolvimiento
profundo y emocionalmente duradero.
“Es
una película enferma y no debemos permitir que los adolescentes
susceptibles la vean.”
No obstante, millones de jóvenes en todo el
mundo, a menudo junto con sus padres, han ido en tropel a ver esta película,
haciendo de ella uno de los triunfos más grandes en la historia de la taquilla.
Como se hizo notar, la película realza la esencia misma de las discotecas. Pero
también lo hacen otros aspectos de la escena de las discotecas.
Música, ropa y drogas
A medida que crece su popularidad, son pocas
las personas que no están familiarizadas con el sonido de la música de
discoteca. Muchas canciones populares de los decenios anteriores se han
mezclado con el ritmo pulsátil de la música de discoteca. A medida que se
acostumbran a estas tonadas, hasta algunas personas de más edad a quienes les
gustaban las canciones originales empiezan a disfrutar de las versiones
actualizadas. Pero, de nuevo, ¿cuál es a menudo el empuje dominante de la
música de discoteca?
Al informar acerca de uno de los grupos
populares de música de discoteca, Discoworld dice: “En ‘Baby I’m On
Fire,’ de su álbum actual, ‘Arabian Nights,’ las tres mujeres pronuncian con
sonidos entrecortados y ronroneos ‘Oh, me estoy quemando.’ Entra un saxofón
fálico, que convierte la canción en una fabulosa banda de sonido para un espectáculo
con bailarinas semidesnudas de Times Square.” Entonces la revista añade: “El
estilo cargado de sexo de la Familia Ritchie cae dentro de la esfera del empuje
principal de la música de discoteca de hoy día, que es celebrar el placer.”
También la revista Time mencionó la
flagrante explotación del sexo, incluso los esfuerzos por excitar sexualmente a
los oyentes. Su artículo “Reinado llamativo de la reina de las discotecas”
dijo: “En 1976 . . . recibió un disco de oro por medio de
simular el orgasmo 22 veces.”
Las cubiertas de los álbumes de los discos
también suministran una idea del tipo de música que éstos contienen. A veces se
realza la desnudez, aunque la explotación sexual a menudo es más sutil. De una
cubierta Discoworld dice: “Las posturas de Jaqui y Dodie, combinadas con
la de Ednah, crean un símbolo de tres letras que al observarlo casualmente es
invisible a la conciencia, pero que se percibe instantáneamente en el nivel del
subconsciente: S-E-X [Sexo en inglés].”
Los estilos de ropa de los que frecuentan las
discotecas también están en armonía con el énfasis que éstas dan al sexo. El
libro Disco Fever muestra la fotografía de una joven bailando en una
discoteca de Nueva York. Su vestido está abierto hasta la cintura y tiene la
pierna alzada, mostrando una vista interior de casi toda su cadera. El pie del
grabado dice: “La escena . . . resume la atracción de las
discotecas.” Paulette Weiss, del personal de redactores de la revista Stereo
Review, dice acerca de las personas que han sido arrebatadas por la
experiencia de las discotecas: “He visto a mujeres desnudarse en la pista de
baile.”
Al mantener el paso con el énfasis que las
discotecas dan al llamado “placer,” las drogas fluyen libremente en las
discotecas. Recientemente un arresto ocasionado por el narcotráfico en la más
famosa discoteca de Nueva York recibió mucha publicidad. Pero el Daily News
de Nueva York hizo notar: “Según los que frecuentan el establecimiento, el
descubrimiento de drogas en Estudio 54 no debe sorprender a nadie que
haya pasado algún tiempo allí. Se informa que desde que el sitio abrió en abril
del año pasado la cocaína y la marihuana se intercambian, venden y usan
abiertamente.”—15 de diciembre de 1978.
Sonido y luces
Por lo general se considera que el sonido y
las luces son vitales a la experiencia de las discotecas. El sonido
no solo se oye; es tan abrumador que se siente.
Pero, ¿puede ser peligroso un sonido tan
poderoso? Un reciente informe noticiero de Rio de Janeiro, Brasil, dijo: “La
posibilidad de que las discotecas sean peligrosas a la salud ha hecho que el
gobierno se abstenga de emitir licencias a 20 establecimientos en la ciudad
meridional de Porto Alegre hasta que se pueda hacer una investigación médica.”
La cuestión bien puede haber tenido que ver con los niveles de ruido, y eso es
fácil de entender.
El año pasado se efectuó una verificación del
sonido en las discotecas de Long Island, Nueva York, en los Estados Unidos, y
los inspectores hallaron que 18 establecimientos tenían niveles de ruido que
sobrepasaban 95 decibelios por más de 30 segundos. A cada uno de
estos establecimientos se le obligó a fijar en su entrada una señal de
advertencia: “LOS NIVELES DE SONIDO EN EL INTERIOR PUEDEN OCASIONAR DAÑO
PERMANENTE AL OÍDO.” La investigación médica revela que los niveles de ruido
que por lo general se experimentan en las discotecas pueden ocasionar daño
permanente al oído de ciertas personas, particularmente a las que se exponen a
estos niveles de ruido con regularidad.
Las luces también presentan un posible
peligro a la salud. ¿Cómo es eso? Pues bien, ciertas discotecas tienen un
sistema de luces laser. “Si el haz de luz entra en el ojo,” dice el profesor
Paul L. Ziemer de la Universidad Purdue, “se puede recibir una quemada en
la retina... un punto ciego permanente.” Además, las luces estroboscópicas que
oscilan al compás del ritmo de la música, pueden producir mareo, náusea y
accesos alucinatorios. Entre los que han emitido advertencias acerca de estos
posibles peligros se encuentra el gobierno británico, que hizo esto en un
folleto sobre la seguridad en las escuelas.
¿Le ayuda esta consideración de las
discotecas —sus raíces y la clase de lugares que las discotecas son— a ver por
qué aquellos superintendentes cristianos que se reunieron en Brooklyn, Nueva
York, el pasado diciembre estaban preocupados acerca de la creciente
popularidad de las discotecas?
Sin embargo, muchas personas disfrutan de las
discotecas debido a las mismas cosas acerca de ellas que otros consideran
peligrosas. Creen que los riesgos son mínimos, y que vale la pena correrlos
para disfrutar de lo que ellos consideran un rato de placer. En realidad, ¿cuán
grandes son los peligros? ¿Representa el ir a las discotecas un riesgo para el
bienestar y felicidad duraderos? Estos son asuntos que merecen nuestra
consideración.
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